construcción en 1927 con el objetivo de ser sede de la Exposición internacional del 29 y con la pretensión de albergar los Juegos Olímpicos del 1936. El Estadio de Montjuïc era el punto más sólido de dicha candidatura.
La concesión a Barcelona de la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 permitió su remodelación a cargo del equipo de arquitectos Correa-Milà-Margarit-Buxadé. Sólo se conservó las fachadas exteriores siendo vaciado íntegramente el nivel se rebajó 11 metros (la piedra que se extrajo, piedra de Montjuïc de excelente calidad, se aprovecha para la construcción del Templo de la Sagrada Familia) y se levantaron unas nuevas graderías para un aforo total de 55.926 espectadores.
En 1989 fue reinaugurado con motivo de la Copa del Mundo de Atletismo, y tres años más tarde fue escenario de las ceremonias de inauguración y clausura de los mencionados Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de 1992.