En el ámbito urbanístico, la Exposición supuso también notables mejoras en el conjunto del barrio gótico, la creación de nuevos jardines de espacios urbanos y nuevos monumentos; se finalizó la urbanización de plaza Cataluña así como la pavimentación de numerosas calles. La ciudad se modernizó con la sustitución del alumbrado de gas por el eléctrico y se mejoró la red del alcantarillado.
En el apartado de la movilidad destaca la eliminación de diferentes pasos a nivel dentro de la ciudad, el soterramiento del tren en Sarriá, la electrificación del tranvía o la prolongación de la línea 3 de metro hasta la Plaza España. Finalmente, se mejoraron los accesos en la ciudad: se prolongó la Diagonal hasta Esplugues y la Estación de Francia fue remodelada.
En síntesis, fue una decidida apuesta de Barcelona para situarse como una ciudad moderna, internacional y cosmopolita.