Un año más tarde de la frustrada celebración de la Olimpiada Popular que debía celebrarse en Barcelona en julio de 1936, cancelada a causa del Golpe de Estado del día antes de la inauguración, se celebró en Amberes la III Olimpiada Obrera, impulsada por el Comité Catalán pro Deporte Popular (CCEP), que contó con una destacada participación de deportistas catalanes.
En el festival deportivo fueron abundantes las muestras de solidaridad y respeto hacia la lucha republicana contra el fascismo, los espectadores y ciudadanos belgas mostraron un alto respeto por los deportistas catalanes y españoles, que habían viajado en un contexto bélico local y revolucionario que les hacía muy difícil la preparación para dicho festival deportivo.